Son ya muchos los años en los que, los trabajadores de correos venimos preguntándonos el porqué, por qué absurda razón los sindicatos que se suponen deben velar por nuestros derechos, no hacen otra cosa más que echarse en cara los unos a los otros lo que creen que hacen mal, sin reparar, o al menos no lo aparentan, en que todo este circo no tiene otro resultado mas que el perjudicar, de forma lamentable y ridícula a la totalidad de los trabajadores.
Durante muchos años, además, nuestro poder adquisitivo ha ido menguando, mientras el trato que se nos da va empeorando por culpa en gran medida de la falta de contratación. Mientras tanto y cada vez con mayor incertidumbre vamos viendo como se acerca la implacable liberalización del sector postal, seguimos de alguna manera callados, confiando y pagando una cuota, a aquellos que sólo gastan sus energías en desprestigiar a sus compañeros.
Y son ya muchos los años, muchos desgraciadamente, en los que la empresa, esta casa como se suele decir, y en concreto quienes la manejan, se ríen a carcajadas de todos nosotros y del pobre espectáculo que ofrecemos.
En estos días estamos siendo testigos de las distintas asambleas que los diferentes representantes sindicales nos están ofreciendo con motivo de la reunión que pretendía a llevarse a cabo la pasada semana con el Ministerio de Fomento, y que finalmente no llegó a producirse. La razón, es la de menos, además de un posible calendario de movilizaciones que esta vez sí, algunos quieren poner en marcha.
Antes sí y ahora no, antes no, pero ahora sí, ¿cuál es la diferencia? Pues no debería de haberla, porque motivos los ha habido antes, al igual que ahora y mucho me temo que los seguirá habiendo siempre y cuando sigamos sumidos en este sistema jerárquico en el que quien menos hace más gana y viceversa. ¿Por qué es tan difícil ponerse de acuerdo ya no sólo en los porqués sino en el momento de hacerlo? La lógica parece apuntar a que no es el bien de los trabajadores el objetivo principal de la trama, ¿cuál es?
Unos quisieron moverse hace algo más de dos años de forma precipitada y mal, sin contar como es costumbre, con la más mínima opinión del trabajador. Otros no creyeron aquel momento el más adecuado, creen que es ahora, pero ahora para los otros es momento de negociar, se sigue igualmente sin escuchar lo que podamos pensar, para esto votamos cada cuatro años, para que decidan por nosotros, sin que les importemos en absoluto y lo que es peor, tampoco a nosotros nos importa que así sea, ¿quien podría decir lo contrario?
De verdad que es gracioso y al mismo tiempo penoso, más lo segundo que lo primero, oír al algún compañero que, tras una asamblea, sea del color que sea, discute y defiende todo aquello que su representante sindical ha expuesto, como si la vida le fuera en ello, sin más personalidad que la de una ameba, para el resto del año no hacer más que quejarse y aparentar hacer ver a los demás que piensa que todos son iguales, de malos, por supuesto.
Me pregunto cuando de una vez por todas los trabajadores exigiremos a esos que nos representan que, a pesar de todo aquello que nos separa, a pesar de nuestras diferentes formas de pensar y ver las cosas, podamos coincidir con ellos, aunque sea en un solo punto, y hacer entender a esta empresa que estamos vivos y que ya está bien, que nos preocupa nuestro trabajo y nuestro futuro, y que nos merecemos bastante más de lo que se no está dando por nuestro esfuerzo, pero bastante más.
¿Es ahora el momento de moverse? Lo llevamos dejando pasar hace ya muchos años.
Aportación anónima.
martes, 16 de marzo de 2010
¿HASTA CUÁNDO?
Publicado por C.G.T. Correos Huelva. a las 20:07