domingo, 2 de diciembre de 2007

RECUPERA EL TIEMPO PERDIDO.

Todo el cúmulo de desgracias que en los últimos años venimos sufriendo, no es ni más ni menos que consecuencia del sistema capitalista en el que nos movemos, por cierto, el único sistema perfecto que hay, no os quepa la menor duda.

Yo querría decir un par de cosas, en primer lugar que no le debemos nada a esta empresa, afortunadamente ya no andamos en los tiempos de los señores feudales y su servidumbre, hacemos un trabajo por el que nos pagan y nos pagan por hacer un trabajo, se trata de una simbiosis trabajador-empresa. No tenemos absolutamente nada que agradecer, y si la empresa se hace poderosa es gracias a nuestro esfuerzo, no compensado por cierto. De sobra sabemos como funciona esto y como varían nuestras nóminas según subamos en la pirámide que constituye cualquier empresa, desde los que llevamos el mono, hasta los que visten traje y corbata.

La casa se hace desde los cimientos, somos quienes la mantenemos en pie, Correos al fin y al cabo no es más que una palabra formada por 7 letras, pero eso sí, siete letras que conforman el anagrama de una empresa dirigida por gente muy lista y lúcida que desafortunadamente pone el contrapunto a la realidad que todos vemos y vivimos, la era del hombre de Cromagnon. Nos aplican la ley del más fuerte, no física pero sí económica y mental, gente que ciega de poder inventa cosas tales como el Complemento de Producción y Asistencia, como los contratos de Fijo-Discontinuo, como la Expectativa, por nombrar algunos conceptos que nos son más recientes, gente como digo, a los que no les importa pisotear los derechos de quienes les permitimos sus lujos. Éste es el ser humano, tan imperfecto, pero que sorprendentemente ha creado un sistema tan perfecto, ya lo dije al principio, el capitalismo.

Quería decir esto porque hay quien aún cree que Correos, y digo Correos como si dijera cualquier otra empresa, nos hace algún favor, no nos equivoquemos. Cuando baja un jefe provincial a cartería cambiamos nuestra actitud, hay una inspección y no puede uno ni siquiera pedir tranquilamente un día de asuntos propios porque ese barrio se va a quedar sin repartir, ¿Qué pasa? ¿Qué acaso ese inspector no sabe que en España hay miles de viviendas que no reciben su correspondencia a diario? Pero si son ellos los que ganan esos grandes sueldos gracias a nuestro trabajo, son ellos los que debieran ponerse firmes cuando cualquiera de nosotros se les cruza, en fin… No nos equivoquemos, hay que tener estos conceptos muy claros.

Y una segunda cosa que quería decir y que me da la sensación de que valoramos, muy, pero que muy poco, y no es otra que nuestro tiempo libre. Esta semana he oído en la radio que los españoles somos los que más nos gastamos en juguetes, y al mismo tiempo, los que menos jugamos con nuestros hijos. ¿Tan a disgusto estamos con ellos? ¿Con nuestros padres, con nuestros amigos? ¿Tan a disgusto estamos que preferimos trabajar las tardes, los sábados, o un día 24 y 31 de diciembre? Sé y entiendo que el sistema, y tengo que volver a repetirlo, el sistema nos obliga a trabajar más para hacer frente a nuestros enormes gastos que son sobre todo la hipoteca, el coche nuevo, o el plasma por ejemplo. Lo entiendo pero ¿y que precio tiene nuestro tiempo libre? ¿De verdad creemos que esas minucias que nos dan, nos van a solucionar la vida? Como se suele decir, pan para hoy y hambre para mañana, no hay más.

Llega una navidad y no nos van a pagar más, tampoco nos equivoquemos ahí, nos van a pagar lo mismo, eso sí, trabajando más horas, llegan unas elecciones y tampoco nos van a pagar más, que no, que tendremos que echar horas en la tarde, siempre quitándonoslo de nuestro tiempo, de nuestra vida, de nuestros hijos, de nuestras familias. ¿Y cuanto va a ganar la empresa? mejor no saberlo, o sí, lo sabremos cuando vuelvan a hablar del superávit de los cojones y de no sé que más historias, y todo gracias a nuestra producción, porque no lo olvidemos, para el sistema sólo somos productores, productores y también consumidores por supuesto, que además de generar, el mal cambio que hacemos, es decir, el dinero que nos pagan, en gran parte nos los roban o nosotros mismos nos encargamos de malgastarlo, yo el primero.

El hijo del capitalismo, es el consumismo, ¿Cómo si no, tiene tanto poder la publicidad? ¿Cómo si no, una cadena de televisión privada puede mantenerse únicamente con los ingresos que le genera la publicidad? ¿Cómo un equipo como el Recre, y con esto ya sonrío, lleva publicidad hasta en el culo? En poco tiempo las equipaciones de fútbol serán como los coches de fórmula 1. Todo va íntimamente relacionado, la publicidad, el consumismo y el capitalismo, generando un sistema perfecto.

No les voy a juzgar, allá cada cual con su tiempo. Yo personalmente procuro valorarlo como se merece, intento vivir el presente sin querer mirar más adelante de lo que marcan las agujas del reloj, y a vivir la vida, porque como dice aquel, puede ser maravillosa.

Un saludo.

***** Grijosky *****