lunes, 14 de diciembre de 2009

LA PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES: UN DERECHO DE LOS TRABAJADORES.

Nueve años después del siglo XXI y catorce años después de la entrada en vigor de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, como desarrollo de la Constitución y de diversas Directivas europeas. Es sorprendente ver como en infinidad de empresas no se ha dado cumplimiento a la aplicación de la norma, sino que además la tendencia es la de evadir, por parte de muchas empresas, incluso de ámbito estatal, el control por parte de la Autoridad laboral de que, en la práctica y en los usos, se cumpla la ley en todo su contenido.Son tanto la Ley de Prevención de Riesgos Laborales como el posterior desarrollo del funcionamiento de los servicios de prevención de la empresa, a través del Reglamento de los Servicios de Prevención del año 1997, un claro exponente de la voluntad legisladora de dar cobertura con amplias garantías a las condiciones de trabajo y salud de los trabajadores en el ámbito cotidiano, ya que es en el lugar de trabajo donde el trabajador pasa el mayor número de horas activas, a pesar de que estas se han ido acortando a lo largo de la historia, a través de diferentes regulaciones gubernativas y de la intervención y presión de los trabajadores, a través de sus representantes, los sindicatos, a medio de la negociación con la patronal, es decir con el empresario. Es una Ley progresista, clara en su enunciado y que trata las garantías que han de cumplirse por parte del empresario, como responsable primero de poner los medios, promover las condiciones ambientales, dotar de medios técnicos, evaluación de riesgos, evaluaciones de los puestos de trabajo, control y seguimiento de las enfermedades y patologías y su incidencia en las posibles enfermedades profesionales que puedan derivarse, como consecuencia del trabajo desarrollado por los trabajadores. Conciencia al trabajador para que sea responsable también como sujeto, como la otra parte de la relación laboral, en aquello que le corresponde personalmente, que tome todas las precauciones con las técnicas y los medios que el empresario habrá de poner a su alcance y haga uso de ellos.Cuando desde este sitio estamos escuchando, que se pretende por parte de muchos empresarios, no todos afortunadamente, abaratar el despido, precarizar las condiciones y estabilidad del empleo, acortar costes, la mayoría a costa de la integridad, salud, estabilidad salarial y en el empleo, no podemos menos que recordar las condiciones precarias, casi esclavistas de hace dos siglos. Es un paso atrás, perder derechos ya consolidados por los trabajadores, luchados con sacrificios e incluso muertos. Cuando escuchamos esas cosas o, cuando hacemos un repaso a la cantidad de empresas que no han aplicado en su plenitud la normativa de salud laboral o, la pasividad de autoridades hacia ciertas empresas, incluso dependientes del Estado, después de catorce años, no podemos menos que pensar que, no hemos avanzado nada.Por supuesto que estamos a favor de que se hagan cambios, los tiempos cambian, las circunstancias obligan, pero no la relación, no estamos en la misma equiparación en iguadad de condiciones de fuerza, trabajadores y empresarios y, si el mercado lo demanda, habrá que estudiarlo con rigor, pero nunca a costa de todo lo logrado, no debemos olvidar que las actuales condiciones laborales, aun no siendo perfectas o las más idóneas en todos los centros de trabajo, han costado siglos de lucha obrera, y muchos han dado su vida para que ahora otros muchos tengamos condiciones y salarios dignos.Habrá como poco derechos irreversibles y, en todo caso, que se negocie también los márgenes de beneficio empresarial. El sacrificio ha de ser de todos, no pueden ser siempre los trabajadores los corderos expiatorios cuando la crisis nos afecta a todos por igual, y lo que no se puede admitir es el recorte de los costes empresariales en materia de prevención de riesgos y que les reportan un beneficio de cientos de miles de euros que engrosan su patrimonio en detrimento y deterioro de la calidad, salud y salubridad de los trabajadores y de la empresa como parte del ecosistema, que en muchos casos ocasiona a través de vertidos, incluso tóxicos, un daño en multitud de casos, irreparable al medio ambiente y, a los demás ciudadanos no trabajadores de la empresa.Por un compromiso, por mantener y hacer crecer el Estado del Bienestar, por la salud de los trabajadores, por un medio ambiente equilibrado y sostenible. Es un derecho.

Por Dolores Sánchez Monclova.